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Fiestas

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Los diferentes barrios de la villa cuentan con su propia fiesta, organizadas y costeadas por los propios vecinos y el dinero que se saca de la subasta de los palos para meter la imagen del patrón de cada fiesta en la iglesia.
El barrio de los Remedios, situado al sur de la villa, junto a la carretera de Torreiglesias, celebra su fiesta el lunes después del Domingo de Pascua de Resurrección, homenajeando a la Virgen de Nuestra Señora de los Remedios. La celebración de una misa en su ermita, la procesión por el barrio y el bollo y la limonada que reparte el barrio para todos los vecinos de Turégano son los actos que se realizan en este día.
El barrio de Bobadilla celebra su fiesta el lunes posterior al domingo de Pentecostés, en honor a la Virgen de la Salud. En este caso, se celebra una misa en la parroquia de Santiago tras la que se celebra la procesión hasta el barrio de Bobadilla acompañada de danzantes ataviados con el traje tradicional que bailan al son de la dulzaina y el tamboril, regresando de nuevo a la iglesia. A continuación, los vecinos reparten el bollo y la limonada en las Plazas Nuevas acompañado de unas jotas para el que quiera echar un baile. 
El 13 de junio celebra su fiesta el barrio de San Antonio, con la misa en la iglesia de Santiago y una procesión que recorre el barrio. En la calle Rufino Cano de Rueda la comitiva atraviesa un arco enramado preparado por los vecinos del barrio. En este lugar se reparte el bollo y la limonada.
En la festividad de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre, se celebra la fiesta del barrio del Altozano que, hasta el siglo XIX contó con su propia parroquia, la de San Miguel del Castillo, por lo que sus actos litúrgicos se celebran en esta iglesia. La misa se celebra por la mañana y por la tarde sale en procesión una imagen pequeña de San Miguel, que se custodia durante todo el año en la sacristía de la iglesia de Santiago. Esta imagen sustituye a una muy antigua, plateada, que se encontraba en el retablo de la virgen del Rincón en la iglesia del castillo, pero que a principios de los años 90 fue robada. Tras la procesión por el barrio, siendo acompañada por danzas de palos, la imagen de san Miguel vuelve al castillo y los vecinos bajan a la plaza de San Miguel a repartir el bollo y la limonada en compañía de música y juegos tradicionales.