Uno de los privilegios más importantes otorgados a la villa ya en la Edad Media y que ha perdurado hasta nuestros días es la Feria de San Andrés, que se celebra en torno al 30 de noviembre. En su origen y hasta mediados del siglo XX estaba dedicada principalmente al comercio de ganado y su importancia era reconocida a nivel nacional. La población se veía multiplicada por la gran afluencia de visitantes que provenían de todas las partes del país, por lo que muchas veces eran las casas de los propios vecinos las que se convertían en posadas y tabernas improvisadas para dar albergue a tanta gente.  Con la mecanización del campo la feria ha derivado a una feria dedicada a la maquinaria agrícola, la automoción y los productos regionales, pero continua siendo una de las ferias referentes en la provincia de Segovia e incluso de Castilla y León, ubicada en la Plaza de España y con el telón único del castillo.